Cristina Fernández de Kirchner es desde hoy la presidente de los argentinos. Rodeada de su gente y con las madres y abuelas en primer plano, habló con dureza y “sinceridad” según ella misma lo dijo, embistiendo contra los empresarios, los sindicalistas, los “genocidas”, los medios y hasta contra el Presidente del Uruguay allí presente. La Presidente tuvo dos imágenes diferentes. Durísima y modulando exageradamente cuando habló desde la Cámara de Diputados y menos acartonada y más sonriente cuando les tomó juramento a sus ministros y secretarios. Sin embargo en ambas oportunidades el blanco de sus miradas y sus emociones –que parecían “pour la galerie” – fueron las madres y abuelas de plaza de mayo a quienes aseguró, tiene como ejemplo. Con asueto en casi todo el país para que los argentinos pudieran ser testigos de la gran fiesta que se organizaba para el traspaso insólito de mando del marido y ahora príncipe consorte a su mujer, la reina Cristina, comenzó el carnaval organizado en los alrededores de la Casa Rosada y del Congreso de la Nación ante la atónita mirada del mundo entero que no logra comprender la idiosincrasia de este pueblo que teniendo un régimen de gobierno republicano y federal y que además elije sus autoridades democráticamente en elecciones ¿libres?, ha decidido votar por un sistema monárquico y para colmo deformado ya que el Presidente abdica en favor de su señora a la que el trono no le corresponde por lazos sanguíneos ó línea sucesoria sino por su propia decisión lo que sumisamente aceptan los ciudadanos convalidando con el voto. La verdad que a los ojos del mundo, el ahora ex Presidente de los argentinos, el mismo que llegó al poder con el 22% de los votos cuando Menem se retiró del ballotage, sí que tiene suerte al encontrar un rebaño tan manso que le permite indirectamente, perpetuarse en el poder aunque sea sentado a “la izquierda” de su mujer Cristina, desde hoy Presidente de la Nación.
En la madrugada la lluvia torrencial desató su ira sobre la capital de la República y por momentos hizo peligrar el éxito del gran festival. Sin embargo Dios, que es demasiado bondadoso y que tiene un corazón enorme, les regaló a los argentinos un sol a pleno sobre Buenos Aires a la hora en que la carroza debía llegar al Congreso para asumir en el soñado cargo. Hizo bien, porque en realidad todos los argentinos de bien esperamos el discurso de Cristina Fernández - que también es Kirchner - con esperanza, aunque fuera remota y el deseo de que nos convenciera de que hará una gestión exitosa, puesto que aunque el oficialismo siempre crea que “se le pone palos en la rueda” en realidad todos esperamos que al país le vaya bien, porque el éxito del Gobierno de turno – sea del color que sea – es sin duda imprescindible para que a todos los argentinos, sin distinciones, nos vaya bien.
Cristina llegó a la explanada del Congreso de la Nación con extremada puntualidad, mientras bajo un sol radiante miles de argentinos la vivaban y aplaudían. Vestida de blanco inmaculado, llevaba un vestido de encaje que a decir verdad le quedaba muy bien. Con pocas alhajas y un estilo sobrio, caminó triunfal por una alfombra e ingresó en el recinto de sesiones que estaba colmado, bajo una lluvia de papelitos blancos al mejor estilo “Clemente” del mundial 78. Allí recibió el bastón de mando y la banda presidencial y se vio al matrimonio Kirchner abrazarse emocionado.
Luego Cristina ya como Presidente se sentó flaqueada por el desdibujado vicepresidente Julio Cobos y por su marido “sentado estratégicamente a su izquierda” y a quien se refirió en siete oportunidades. Cristina, con vos firme y gestos muy duros, habló al país durante poco más de 45 minutos.
Durante su discurso mostró solvencia en el manejo del lenguaje y prácticamente no leyó si bien se refirió a todos los puntos que marcaba agenda sin olvidarse de nada. "Quiero reflexionar acerca de lo que para mí son los cuatro capítulos fundamentales: las instituciones, la sociedad, el modelo de acumulación con inclusión social y la inserción en el mundo", enumeró la hasta ayer primera dama. Sin embargo moduló exageradamente cada una de sus palabras, no sonrió en ningún momento y sólo se emocionó –aunque pudo ser pour la galerie -cuando levantó su mirada y elogió a las abuelas y madres de plaza de mayo. Con todo respeto por el dolor de esas madres y abuelas, a muchos se les erizó la piel de pensar que la Presidente de la Nación no haya buscado estereotipos que comulguen más su función pública para señalar como “ejemplos”. Ante familiares, amigos, invitados especiales, diputados y senadores, la flamante jefa del Estado lanzó advertencias a los empresarios, reclamó una reforma judicial, defendió la política de derechos humanos de Kirchner, reforzó los reclamos por la soberanía sobre Malvinas y la lucha contra el terrorismo internacional.
No vine a ser Presidenta para ser gendarme anunció desafiante. “No vine a convertirme en gendarme de la rentabilidad de los empresarios” adelantó, tampoco vine a lidiar en internas sindicales o políticas, dijo otra vez en tono severo. Fijaremos grandes metas cuantificables y luego iremos por sector y por actividad para ver qué necesita cada área", explicó y explicó que pondrá mucho énfasis en el área de "la investigación y la técnica" para que "la competitividad no sea sólo por el tipo de cambio".
Se comprometió a continuar con la política de derechos humanos
Cristina no escatimó elogios para la política de derechos humanos llevada a cabo por el gobierno de Kirchner y pidió celeridad en los juicios por los crímenes de la última dictadura. "Decretada la anulación de las leyes de obediencia debida y de punto final hemos aportado a la construcción del sistema democrático. Espero que en mi mandato estos juicios que demoraron mas de 30 años en comenzar puedan ser terminados", reclamó. Mencionó la "obligación de adoptar instrumentos que garanticen los derechos y garantías que otros argentinos no tuvieron" y que "tengan castigo los responsables del mayor genocidio de la historia". "Se lo debemos a las víctimas, a sus familiares, a las abuelas, a las madres a los sobrevivientes y a las Fuerzas Armadas, para que de una vez se pueda separar la paja del trigo y los argentinos podamos mirarnos a la cara", manifestómientas a miles de argentinos que la escuchaban se les erizó la piel pensando que la señora seguirá sembrando odio y rencores entre los argentinos.
Con este discurso emitido con vehemencia y hasta con rabia por la Presidente de los argentinos, queda claro que no es la voluntad de Cristina convocar a la reconciliación de los argentinos y pedirles deponer el odio como aseguró la noche en que fue electa Presidente. Cristina entonces no cumplirá con aquella promesa que esperanzó a millones de personas que no tienen sed de revancha pero que quieren justicia y paz para todos y que piden que aquellos crímenes atroces como el de Larrabure ó el de María Cristina Viola, sean también declarados de lesa humanidad. Lamentablemente este gobierno entonces aplicará los mal llamados derechos humanos sólo para un sector, el sector del que como hoy dijo la Presidente, “ellos formaron parte cuando eran jóvenes y pensaron que podían cambiar el mundo.”
Anunció cambios profundos en el Poder Judicial y educación pública de excelencia/b>
Si bien Cristina al destacar los logros de la gestión de su marido dijo que: “los poderes Ejecutivo y Legislativo saldamos la deuda de dar una Corte Suprema honorable, que no avergonzara a los argentinos", adelantó que no es suficiente y que tiene pensado hacer una reforma judicial que es necesaria para que los argentinos vuelvan a confiar y aclaró que los jueces harán públicas sus declaraciones juradas y pagarán impuestos.
Cristina aseguró que le dará prioridad a la escuela pública porque la educación es fundamental para que Argentina avance lo cuál es absolutamente cierto. Dijo que quiere maestros que se capaciten, alumnos que estudien mucho y padres que se comprometan porque hay que creer en el esfuerzo y fue quizás esta la medida más acertada de las anunciadas si bien a varios maestros se les estrujó el corazón cuando escucharon a la flamante presidente decir que en las escuelas de ahora hay maestros que saben menos que los alumnos cuando miles de ellos ponen garra y corazón para poder enseñar.
Un mal trago para el Presidente uruguayo
Tabaré Vázquez llegó a la Argentina por unas horas para estar en la asunción de Cristina, aún sabiendo que podía ser escrachado por el conflicto con Botnia. Se instaló entre Bachalet (presidente de Chile) y Evo Morales. Casi al terminar y luego de haberse dirigido a Chávez, su gran amigo, se dirigió al Presidente uruguayo y le agradeció su presencia para luego con total seriedad agregar: "Quiero decirle con toda la sinceridad, que no va a tener de ésta presidenta un sólo gesto que profundice las diferencias que tenemos. Pero con la misma sinceridad le digo que esta situación no nos es imputable. Hubo violación del Tratado del Río Uruguay y por ello nos hemos presentado en la Corte de la Haya". Tabaré se mostró incómodo al igual que la Presidente de Chile y varios de los presentes que entienden que cuando uno es anfitrión no puede incomodar públicamente a su invitado. Llama entonces la atención que ésas reglas de buena educación no hayan sido contempladas desde el protocolo. Sin embargo el Primer Mandatario uruguayo mantuvo la compostura y lejos de hacer un desplante a su flamante colega argentina, la saludó luego afectuosamente.
El broche de oro
Cristina siguió con su discurso, habló de economía, reclamó las Islas Malvinas y trató algunos temas más que ya publicamos en otras notas. Pero no podía terminar su frío y severo discurso sin la “frutilla del postre”.
Fue así que para concluir dijo: ”Kirchner y yo somos miembros de una generación que creemos en ideales. En aquellos años soñábamos con cambiar el mundo, ahora nos conformamos con cambiar a nuestro país”
De nuevo voy a hablarles con sinceridad dijo Cristina, sé que soy mujer y que como tal todo me va a costar mucho más, va a ser más difícil, manifestó. Pero quiero decirles “que tengo fuerza” y que tengo como ejemplo a Eva pero además, afirmó levantando los ojos hacia el palco del 2º piso en donde estaban ubicadas las madres y abuelas de Plaza de mayo, tengo la fuerza que me dan aquellas señoras de pañuelo blanco que se atrevieron y lo hicieron, manifestó casi con lágrimas en los ojos. Es el ejemplo de las Madres y abuelas de plaza de Mayo casi gritó mientras la platea, “su” platea, se ponía de pié y aplaudía. Luego, recién después, dijo que también tenía el ejemplo de los próceres Mariano Moreno, San Martín y Belgrano….sólo a ellos nombró olvidándose de Alberdi y de la Constitución Nacional por cierto y lamentablemente.
Que Dios me ayude a Gobernar, que me ayude a escuchar, que me ayude a decidir concluyó Cristina diciendo que siempre intentará hacerlo ”fiel a sus convicciones y a sus ideas”. Por lo tanto desde “Periodismo de Verdad” agregamos, “Dios salve entonces al pueblo argentino” que lejos de querer más odio ni más injusticia, clama que Cristina nos gobierne a todos y que sepa que la historia para ser comprendida debe contarse entera, con sus verdades, sus errores y con todos sus protagonistas. Y que si a más de 30 años de terminada una guerra se quiere reabrir causas, juzgar y condenar, entonces debe hacerse de la misma forma para todos porque como dijo la viuda del Capitán Viola a quien le asesinaron su marido y su pequeña hija de tres años cuando atentaron también contra Fernanda que con sus 5 años debió afrontar ocho operaciones para salvar su vida, el dolor de una madre no conoce ideologías y todos las víctimas de esa guerra que fue cruel merecen descansar en paz
Cristina Fernández, Presidente de TODOS los argentinos, con el respeto que merece su investidura y con las ansias que tenemos de tener un país en paz y de que su gobierno resulte exitoso, nos vemos en la obligación de decirle que su fiesta nos dejó sumamente preocupados y que los cánticos de los actores contratados para divertir a la multitud que fue espontáneamente o llevada, no lograron calmarnos ni distraernos.
Algunos habrán pensado “fiesta, qué fantástica, fantástica la fiesta”, otros quizás se habrán puesto caretas para no ser reconocidos y asistir al convite, el resto miraba y analizaba a través de la televisión y pedía junto con usted, que Dios nos ayude para que Argentina pueda ponerse de pie y para que usted recapacite y se ponga del lado de todos, para que juntos, caminemos en paz. Mientras tanto y con la misma sinceridad que usted usó, nos quedamos francamente asustados. “Otra Cristina” tomó juramento a los Ministros Había pasado poco más de una hora cuando Cristina arribó a la Casa Rosada para tomar juramento a sus ministros. Con la misma ropa pero con el pelo más “suelto” y una sonrisa que le suavizaba las facciones, Cristina parecía otra, incluso dio allí riendas sueltas a sus emociones diciendo algunas frases, dejándose vencer por la emoción y hasta equivocándose en el discurso lo que mostró por primera vez una Cristina más sensible.
Uno a uno tomó juramento a los funcionarios poniendo en evidencia gestos, palabras y emociones que la ponían más cerca de algunos de los integrantes de su gabinete que de otros. El primero en jurar , que lo hizo “por Dios, la Patria y los Santos Evangelios” fue Alberto Fernández como jefe de Gabinete quien mostró complicidad con la Presidente y le dijo : “Gracias Cristina por la confianza”, luego fue a abrazarse con Kirchner.
Siguieron Florencio Randazzo como ministro del Interior, Jorge Taiana como ministro de Relaciones Exteriores, Nilda Garré como ministro de Defensa, Martín Lousteau como ministro de Economía y Julio De Vido al frente de la cartera de Planificación Federal. Lousteau, el joven Ministro se acercó a ella con su sonrisa cautivante y la corbata chueca al mejor estilo “kirchner”. Luego de las gracias Cristina le dijo “Gracias mi querido y suerte” lo que se filtró por el micrófono abierto.
La jura continuó con Aníbal Fernández como ministro de Justicia y Seguridad, Carlos Tomada como ministro de Trabajo, Alicia Kirchner como ministra de Desarrollo Social, Graciela Ocaña como ministra de Salud, Juan Carlos Tudesco como ministro de Educación y Liño Barañao como titular del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Al tomarle juramento a su cuñada Alicia Kirchner, Cristina se quebró y con la voz entrecortada apenas pudo concluir, fundiéndose luego en un prolongado abrazo.
Al terminar el juramento de rigor, otra vez Cristina se mostró muy cerca de las Madres y Abuelas, como queriendo dejar sentado cuál es su ideología y con quienes se siente más cómoda. Sin ningún ánimo de polemizar y reiteramos, respetando el dolor de las madres tanto de los desaparecidos como el de todos los familiares de las víctimas de la subversión, consideramos un graso error tomar partido ya que Cristina sabe que tiene que gobernar para todos los argentinos y por lo tanto debe buscar de manera casi urgente, la unión de todos.
Vientos de tempestades asoman en el horizonte, la inflación, el descontento de agricultores y empresarios, el malestar en las FFAA, la falta de confianza en la Justicia, el poco respeto por la independencia de los poderes más un latente conflicto con los gremios son amenazas ciertas.
Por todo eso Cristina debe ganarse la confianza de los argentinos y muy especialmente de aquellos que no la votaron. Con un país dividido le será mucho más difícil controlar el timón. La sonrisa y los gestos más simpáticos gustaron mucho más que el tono severo que utilizó en el discurso desde el Congreso de la Nación pero no son suficientes. Los cambios deben venir desde adentro y reflejarse en las actitudes que ella tenga hacia todos los ciudadanos, piensen como piensen y voten como voten. Ojala lo entienda la Presidente y pueda ponerlo en práctica si acaso sueña, como dice, con cambiar el país. Entonces si, si Dios quiere, podremos cantar todos juntos, "fiesta, que fantástica, fantástica la fiesta". |